La ruta náutica del Camino de Santiago es una opción menos conocida pero igualmente impresionante que ofrece una perspectiva única a los peregrinos. Comúnmente conocida como la «Ruta Marítima Jacobea» o «Camino Marítimo», esta travesía nos permite descubrir el patrimonio marítimo-cultural de Galicia y aprender sobre la historia de los marineros que hace siglos llegaron a Compostela por el mar.
Para entender cómo surgió esta ruta, debemos remontarnos a la historia. En la Edad Media, los peregrinos procedentes de los países nórdicos, británicos y de las regiones del noroeste de Francia utilizaban la vía marítima para llegar a las costas gallegas, y desde ahí se embarcaban en la etapa terrestre hacia Santiago.
La Ruta Marítima Jacobea se inicia generalmente en el puerto de Hondarribia, ubicado en la frontera con Francia, y atraviesa la costa norte de España. Haciendo paradas en puerto como Santander, Gijón, Ribadeo, hasta llegar finalmente a las costas gallegas. Una vez que se llega a la ciudad de A Coruña, los peregrinos deben completar a pie los últimos 75 km hasta Santiago para obtener la «Compostela», el certificado de haber completado el Camino de Santiago.
Hacer el camino de Santiago navegando es un verdadero desafío, pero las recompensas son enormes. Los peregrinos podrán disfrutar de unas vistas increíbles de la costa, llenas de acantilados y playas impresionantes, y adentrarse en hermosas rías gallegas. Además, cada puerto es un mundo por descubrir, con su patrimonio histórico y cultural y su sabrosa gastronomía local. Olvídate de las ampollas en los pies y cambia los senderos de tierra por la brisa marina y los horizontes infinitos.
Hay que tener en cuenta que para realizar esta travesía, es necesario contar con ciertos conocimientos marítimos y de navegación, así como con un barco adecuado y preparado para estas travesías. Por ello, quienes no tienen experiencia navegando pueden optar por contratar los servicios de empresas especializadas que organizan este tipo de peregrinaciones marítimas.
Pero más allá de la belleza de la travesía, lo que hace especial a la Ruta Marítima Jacobea es que ofrece un viaje de introspección y reflexión, al igual que los caminos terrestres. La soledad del mar, la convivencia con otros peregrinos y la superación de los desafíos que se presenten durante el viaje, nos ayudarán a reencontrarnos con nosotros mismos, a apreciar la belleza del momento presente y a reflexionar sobre el camino de la vida.
Resumiendo, navegando el Camino de Santiago es una aventura que combina la tradición, el desafío y la espiritualidad. Es una forma diferente y emocionante de realizar esta peregrinación milenaria que nos permite descubrir la riqueza de la costa española y nos invita a una reflexión profunda rodeados de la majestuosidad del mar. Sin duda, una experiencia que no puedes dejar pasar si tienes la oportunidad. Haz las maletas, zarpa y… ¡Buen camino, peregrino!